LA MIRADA DE GOYA
Francisco de Goya y Lucientes, nacido en una provincia de Zaragoza, fue de los artistas mas renombrados en la pintura de española del siglo XIX. Pintó la guerra de la independencia como si tratara de una fotografía, como si su pincel fuera la cámara.
Hoy vamos a analizar un poco unas de sus obras mas conocidas de dicha guerra:
LA LUCHA CONTRA LOS MAMELUCOS:
La lucha contra los mamelucos, fue pintado en 1814, y se le uso la técnica de oleo sobre lienzo. Actualmente se encuentra en el Museo del Prado (Madrid).
Los fusilamientos del 3 de Mayo, o también conocida como El 3 de Mayo de Madrid, fue pintada en 1814 con la técnica de oleo sobre lienzo, se encuentra en el Museo del Prado (Madrid)
Hoy vamos a analizar un poco unas de sus obras mas conocidas de dicha guerra:
LA LUCHA CONTRA LOS MAMELUCOS:
La lucha contra los mamelucos, fue pintado en 1814, y se le uso la técnica de oleo sobre lienzo. Actualmente se encuentra en el Museo del Prado (Madrid).
La obra tiene una historia, esta guerra de independencia supone para Goya un aterrador dilema; su filosofía
ilustrada, favorable a la reforma de España y contraria a mal gobierno de Carlos IV, le hacen alinearse, formando parte de los afrancesados, con el rey José I; pero su elevado patriotismo y su razón no entienden la masacre que se está produciendo en el país.estos seis años de conflicto armado van a provocar un importante cambio en su pintura, que se hace a partir de entonces más suelta, más violenta, más negra en definitiva.
Goya quiso representar un episodio de ira popular: el ataque del pueblo madrileño, mal armado, contra la más poderosa maquinaria militar del momento, el ejército francés. En el centro de la composición, un mameluco, soldado egipcio bajo órdenes francesas, cae muerto del caballo mientras un madrileño continúa apuñalándolo y otro hiere mortalmente al caballo, lo ilógico de la guerra.
Al fondo, las figuras de madrileños, con ojos desorbitados por rabia e ira acuchillando con sus armas a jinetes y caballos mientras franceses rechazan el ataque e intentan huir. Tras la restauración de las obras, se dejaron en esa zona sendos espacios pintados en marrón, de nuevo para recordarnos la sinrazón de la guerra.
Goya quiso representar un episodio de ira popular: el ataque del pueblo madrileño, mal armado, contra la más poderosa maquinaria militar del momento, el ejército francés. En el centro de la composición, un mameluco, soldado egipcio bajo órdenes francesas, cae muerto del caballo mientras un madrileño continúa apuñalándolo y otro hiere mortalmente al caballo, lo ilógico de la guerra.
Al fondo, las figuras de madrileños, con ojos desorbitados por rabia e ira acuchillando con sus armas a jinetes y caballos mientras franceses rechazan el ataque e intentan huir. Tras la restauración de las obras, se dejaron en esa zona sendos espacios pintados en marrón, de nuevo para recordarnos la sinrazón de la guerra.
LOS FUSILAMIENTOS DEL 3 DE MAYO:
Los fusilamientos del 3 de Mayo, o también conocida como El 3 de Mayo de Madrid, fue pintada en 1814 con la técnica de oleo sobre lienzo, se encuentra en el Museo del Prado (Madrid)
La gran pasión que inspira esta composición consiguió que el lienzo de Goya fuese más que el recordatorio de un hecho concreto, y mucho más también que una idea o un manifiesto. El pintor, llevado por la intensidad dramática de los hechos que narran de la guerra de la independencia, supo expresarla en toda su violencia, aunque con eficacias extremas, la crueldad del hombre para el y a la vez su rebelde deseo de libertad. Pero el acierto de la obra no radica sólo en su significación, sino también en su sentido de anticipación. En ella, Goya supo sacar lo más personal de su técnica, que desemboca en un lenguaje plástico de gran fuerza hasta el momento y abre las puertas al expresionismo más actual. La escena tiene por fondo una montaña desolada, tras la cual se mantiene la silueta tenebrosa de Madrid. El grupo de los soldados, convertidos en verdugos, cumple su cometido sin escrúpulos, con la fría precisión de una máquina de matar, pero la anodina e hilera que conforman encarna con una crudeza desgarradora todo lo oscuro y cruel de la condición humana.
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